El lunes nevó todo el día. Parecía que no iba a cuajar pero por la tarde le dió fuerte y consiguió que se quedase una nevada curiosa. Yo estaba ilusionada con ello y pensaba que no iba a ver mucha más nieve. Estaba equivocada.
La nieve quedó toda la semana, hasta el viernes debido al frío que hacía. Y digo el viernes porque ese día me fui a pasar el fin de semana fuera. El caso es que me sorprendió que quedase nieve tantos días, en mi pueblo no estamos acostumbrados a eso; nieva, raras veces cuaja y como mucho queda hasta el día siguiente.


He de decir que el miércoles fue el cumpleaños de mi novio. No hicimos nada especial y acordamos en no regalarnos nada, pero nuestra familia que es muy maja le regaló una tarta.

Bueno, ahora hablemos del viernes, el día en que nuestro viaje empezó:
Amanecimos con un poco de mala leche ya que la familia no se le ocurre otro momento para decir que no le parece buena idea que llevemos el coche hasta el aeropuerto. Nos quedamos a cuadros y pensando en el pastizal que ibamos a dejar en taxis. Tras hablar con ellos y quedar en que dejaríamos el coche en Braintree y allí cogeríamos un bus, deciden otra vez cambiar de opinión, pero esta vez a mejor: nos pagan los taxis. Hay que decir que cada viaje en taxi son 60 libras por un viaje de 30 minutos, es una estafa.
El vuelo salía a las 8 de la tarde pero como había tanto nerviosismo por la cantidad de nieve que iba a caer, salimos de casa a la 1 de la tarde. Sí, estuvimos muchísimo tiempo en el aeropuerto y, además, NO CAYÓ NI UN MALDITO COPO DE NIEVE. Cosa extraña, por cierto, porque en Londres nevaba que daba gusto. La verdad es que se me pasó rápido el tiempo.
Llegó nuestra amiga M y pasamos el control, etc....No hubo ninguna complicación así que a las 12 estábamos en Budapest.
El viaje lo cuento en otra entrada, que va a ser largo...
Vaya fotos!! Tía, me tienes que dar alguna clase de fotografía para inútiles como yo eh!!
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